Me llamo Guille y vivía en la calle, unas humanas llevaban tiempo intentando cogerme porque les habían dicho que tenía mal un ojo... como en la calle he aprendido a que no debía confiar en los humanos me escabullía de ellas todo lo que podía porque no quería saber nada de ellas.

Sin embargo, un día consiguieron cogerme, estaba tan cansado de huir que caí en su trampa... no sabía que estas humanas lo único que querían era ayudarme, darme la atención que necesitaba... estaba tan cansado y tan malito que lo primero que hicieron fue llevarme al veterinario, allí me dejaron ingresado para que los vetes me hicieran las curas y todas las pruebas que fuesen necesarias. Estuve ingresado unos días y recomendaron hacerme un TAC para ver qué me pasaba en la cabeza puesto que no tenía ojo y pintaba muy mal... sin embargo el destino no quiso que esa prueba llegase puesto que el día anterior a la cita con el TAC mi cuerpo no aguantó más y crucé el arcoíris cuando me estaban curando los veterinarios.

Si hubiese sabido que estas humanas sólo querían ayudarme y no hubiese huído puede que mi destino hubiese sido diferente, pero como en las calles hay que aprender a sobrevivir es difícil saber si un humano quiere ayudarte o hacerte daño... ¡ojalá ningún humano hiciese daño a los gatos ferales y pudiésemos confiar en ellos!